domingo, 1 de marzo de 2009

NoTicia: El ejercicio aumenta el bienestar en mujeres con cáncer de pecho


Una revisión de estudios confirmó que el ejercicio puede ayudar a las mujeres a atravesar cualquier estadio del tratamiento contra el cáncer de mama y sentirse mejor física y emocionalmente.

La actividad física "ayuda a mejorar el estado de ánimo y las emociones durante todas las fases del tratamiento oncológico", dijo a Reuters Health la doctora Susan R. Harris, de la University of British Columbia, en Vancouver.

Estudios recientes demostraron que las sobrevivientes del cáncer mamario que hacen ejercicio tienen menos riesgo de sufrir recurrencia de la enfermedad y son menos propensas a morir por la condición, lo que hace que el ejercicio sea aún más necesario para esas pacientes, agregó Harris.

La investigadora, que dos veces sobrevivió al cáncer de mama, destacó también que la actividad física previene el aumento de peso, que incrementa la mortalidad por cáncer de pecho, en especial en las mujeres que engordan después del tratamiento.

El equipo dirigido por Harris revisó nueve ensayos controlados, en los que pacientes con características similares hicieron al azar ejercicio o integraron el grupo de "control".

Los estudios evaluaron una gran variedad de actividades físicas, desde el ejercicio aeróbico y de resistencia, hasta el Tai Chi, la danza, la terapia de movimiento y los ejercicios suaves en posición sentada.


Para los autores, los resultados proporcionan "evidencia sólida de que el ejercicio influye positivamente sobre la calidad de vida en mujeres con cáncer de mama". Aunque se desconoce qué tipo de ejercicio es el mejor para una mujer, según el estadio del tratamiento.

Harris señaló que aún existen ciertas cuestiones de seguridad. Por ejemplo, el cáncer de mama avanzado se diseminaría a los huesos y los haría más frágiles, de modo que se desconoce si los ejercicios de resistencia son seguros para esas pacientes.

Con todo, según la autora, los aeróbicos son "completamente seguros".

Mientras que algunos expertos opinan que el ejercicio podría agravar el linfedema, que es la inflamación del brazo que sufren algunas pacientes con cáncer de mama después de la cirugía o la radioterapia, la autora asegura que eso aún no se ha demostrado.

Para Harris, las pacientes deberían comprender que ellas no necesitan hacer ejercicio todos los días para obtener sus beneficios. Hay períodos durante la terapia en los que la mujer se siente demasiado cansada; en esos días, dijo la autora, es perfectamente comprensible quedarse en cama.

A pesar de los beneficios que tiene hacer ejercicio durante el tratamiento contra el cáncer mamario, el equipo opinó que los médicos no suelen recomendarle a esas pacientes hacer actividad física.

"Hay un agujero negro porque los oncólogos no saben qué recomendar, aunque están mejorando al respecto", dijo Harris.

No obstante, cada vez hay más consciencia, agregó la autora.

Por ejemplo, el Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva y la Sociedad Estadounidense del Cáncer cuentan con un programa de entrenamiento que certifica a los profesionales especializados en educación física que trabajan con pacientes y sobrevivientes oncológicos.

FUENTE: The Breast Journal, enero/febrero del 2009

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